viernes, 26 de marzo de 2010

Besos de abedul

-No salgas hasta que no dé tres toques en la puerta ¿Me has entendido? Ni cuatro ni dos ¡Tres!

Asiento obediente ante mi hermano mayor. Cierro la puerta con llave y me escondo
debajo de la cama. Un hilo de luz se observa por debajo de la puerta, interrumpido por una sombra, seguramente los pies de mi hermano. Al poco tiempo esa sombra desaparece.

¿Qué está pasando? ¿Por qué tengo que esconderme? Probablemente ha vuelto el Coco.

En el recreo, me dijo una niña que el coco no existe. ¡Pero ella se equivoca! Si existe. En mi casa pasa muy a menudo. Seguro que es porque mi hermano se va tarde a la cama. Ya lo dice mamá: “los niños que no duermen temprano, les ataca el Coco”.

El Coco siempre viene por la noche. Rompe cosas. Le encanta romper cosas. Y mamá llora mucho cuando viene el Coco. El Coco sabe hablar. Y le grita cosas feas a mamá. Es una voz grave, da miedo. ¿Porque Marcus no duerme a su hora? ¿No ve cuanto daño está haciendo el Coco?

Una vez le dije a mi hermano que si durmiera antes, ese monstruo feo no vendría a molestarnos. Se enfadó mucho y dijo “Tú no entiendes nada de lo que está pasando”. Se puso tan furioso que me dió miedo y me eché a llorar. Él se sorprendió, vino hacia mí y me dijo: “Perdona. Tienes razón. Sí. Es el Coco. Pero un día lo mataré ¿Me oyes? Un día mataré a esa mala bestia”.

¿Cómo se mata a un monstruo? El príncipe de la bella durmiente mató a la bruja con una espada. Pero aquí no tenemos espadas. ¿Vale cualquier espada? Lo más parecido a una espada son los cuchillos de la cocina. Pero mamá dice que salvo para comer, no se pueden coger los cuchillos. A no ser que Marcus se coma el coco ¿A que sabe un coco? A lo mejor tendríamos comida para muuuucho tiempo. Porque si se come a tantos niños, debe estar muy gordito.

-¡No lo hagas hijo! ¡¡NO LO HAGAS!!

Tengo miedo. Pensaré en un lugar feliz. En la canción que me canta mami cuando estoy triste ¿Cómo era?

-¡Te vas a enterar, mocoso!

¡No me acuerdo! ¡No me acuerdo de la canción! Me acuerdo la letra.. Pero no me acuerdo la música.

-¡¡Aaaahhhhh!!

No puedo, no me acuerdo, no me acuerdo, no me acuerdo.

-¡Eres un monstruo asesino!

No escuches los gritos, no escuches nada. Era era...¡Ah sí!
Un trenecito,
surcando los cielos,
volando, volando,
cuando sopla el viento.
Cuando estés triste
llama al “Chucuchu”,
y vendrá a consolarte
con besos de abedul.
Ya no se oye nada. Silencio. Pero no voy a salir. No hasta los tres golpes.



-¿Mamá? ¿Marcus?