martes, 8 de febrero de 2011

Repetidamente inacabada.

En el Corte Inglés había un concurso de cartas de amor con un límite de palabras, dónde permitían cartas ficticias. Me puse en marcha. La hice demasiado larga y la fui acortando. Tres veces. Seguía siendo aún muy larga. XD. Iba a acortarla aún más, pero, con lo dejada que soy, se me pasó la fecha. Así pues, la escribo aquí, que diablos. No encontré la versión más larga. Escribo la versión simplificada, la última que hice.
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No estoy completa. Un ser me ha arrebatado mi sangre, sin ni siquiera proponérselo. La conciencia es un duende ínfimo, que no cabe en este sin razón. Es tu mirada. Esa hecha de marfil, que todo lo absorbe y todo lo impregna. Tan profunda y melancólica, tan llena de recovecos internos, esperando que alguien tenga la osadía de explorarlos.
¿Recuerdas mi cuarto? Es nuestro rincón. Cierro la puerta y, cómo si fuer un pecado que hay que consumir en pequeñas dosis, me abstraigo en tu naturaleza primera y última, al menos, la que mi percepción da crédito.
Cuando te necesito, estás ahí para proporcionarme algo de consuelo. Para sentir algo de calor interno, pues mi pecho es frío cómo el hielo, aunque lo tapo con embusteras sonrisas, para que nadie sospeche esta transgresión.
Lloro. Lloro porque jamás podremos estar verdaderamente juntos. Nunca sabrás que existo. Tan cerca pero tan lejos...
Aplaco mi resignación con brazos ajenos, que no me hacen producir el más mínimo suspiro. Me da miedo presentir que estoy destinada a esta tónica el resto de mis días: A no sentir nada por nadie, sólo por ti. La melodía de tu violín expresa muy bien la tesitura en la que me encuentro: fina, aguda, compleja, llena de subidas y bajadas armónicas. Es una bomba de relojería para mi respiración. Si al menos pudiera sentir la presión de tus dedos de la misma forma que armoniosamente tocas ese instrumento...
Es inútil. Somos de mundos diferentes: yo del mundo de los creadores, tú de los creados. Fuiste dibujado por una mano que sabía lo que hacía, pero no el alcance de las consecuencias. Un ingenuo y cándido impulso de tinta.
Personaje de ficción. Insultante. Pues ahora eres lo único real que tengo.
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No sé si lo habéis notado, pero soy una persona que se ha sentido muy atraída por los amores imposibles. Algunos relatos míos así lo demuestran. Si me siento cómoda escribiendo esta temática, no veo razón alguna para no darme el gusto de vez en cuando.
En mi infancia, el hecho de tener una pareja se me hacía algo inalcanzable. Era una persona algo solitaria. Tenía sólo 10 años, pero para mí era cómo tener 40. Soñaba con príncipes azules, de esos que leía en cuentos y veía en series de televisión. Un día, que ahora mismo juega al escondite, pues no recuerdo la fecha exacta; decidí ir por el camino de la acción, y no de la autocompadecencia. Paradógicamente hablando, el camino de la acción me hizo aislarme todavía más durante un tiempo, pues quería estar a la altura de la vida. Descubrí que el mundo no empieza en los pedestales; supe que incluso encuentras tesoros bajo tierra. Fui cogiendo el tranquillo a la mecánica de esta vida. He de decir que la existencia social se compone a veces de algunos engranajes en dónde sólo la llave de reafirmación es capaz de apretar algunas tuercas. Eso y saber valorar los detalles sin juicio previo.

Conversación absurda sobre Playmobils

Os pongo en situación: ayer Carlos y yo pasamos por la sección de juguetería del Corte Inglés. He buscado en el google las cosas que estuvimos viendo.

Carlos: ¿Te imaginas hacer tu próximo vídeo con Playmobils?
Raquel: Pues sería una idea muy chula.
[Nos ponemos a imaginar determinados escenarios: castillos, pirámides, granjas...a partir de las cajas que habían ahí, forjando posibles historias].
Raquel: Pero yo creo que una casa con muchos accesorios sería lo ideal. Por ejemplo una casa cómo esta.
Carlos: Ajá...
Raquel: Y montar una peli a lo Paranormal Activity.
Carlos: XD
Raquel: Lo malo es que viene sin muebles habría que añadirle muebles que serían 120 +20+30...
Carlos: ¿¡Pero te estás planteando comprarlo!?
Raquel: No, pero habrán críos que si lo hagan. Por dónde iba...+30 más...no encuentro aquí los muebles de la habitación de los niños...eso costaría otro tanto... Hombre, si fuera más barato, yo me lo pensaba.
Carlos: ¡Ala! :P
Raquel: mmmmm....vamos que de 230€ no baja. ¡jajaja! ¡Vaya burrada!
Carlos: jajajaja Esta casa es más económica. Y viene con algunos muebles.

Raquel: No tiene baño.
Carlos: Lo hacen ahí [señala a la chimenea].
Raquel: Eso es la chimenea.
Carlos: De alguna manera tendrán que apagar el fuego...
Raquel: Oye, si pusiera una cartulina en mitad del salón: mitad salón, mitad baño.
Carlos: ¿El retrete en el salón? XD
Raquel: ¡Con una cartulina haciendo de muro separador, te digo!Aunque, pensándolo mejor, tal vez en la cocina...
Carlos: No sé yo...
Raquel: Aunque también en la habitación de arriba.
Carlos: ¿La habitación de los niños? ¿Con ese machango encima de una luna, colgado en la pared? Yo entro en la bañera y no vuelvo a salir. ¡Qué espanto!
Raquel: Pues en la otra.Vale, tiene libros, pero bueno. ¿Cuantas veces uno no pilla una revista cuando va al baño. jejeje. Sería cuestión de comprar el baño aparte y listo. Sería....¿Pero qué? [me quedo observando la la caja con el baño].

Raquel: ¡Qué listos! Con esa pedazo de pared en el váter y en el lababo no se puede meter en la buhardilla. ¡Está hecha a conciencia, los muy cabritos!
Carlos: jajajaja ^^U. Mira otra opción de casa. Esta es....la casa de Papá Noél.
Raquel: Pero no tiene baño. ¿Qué Papá Noél no va al baño? Vale, es peligroso ir al retrete y que se te quede el chorrillo congelado por el frío que hace. Pero tendrán calefacción ¿no?
Carlos: Eso no es lo que más me preocupa.
Raquel: ¿Qué te preocupa?
Carlos: Sólo hay dos asientos.
Raquel: ¿Y qué?
Carlos: ¿Dónde se sientan los elfos? Porque no me digas que esas sillas son para ellos. Es para Papá Noél y su mujer.
Raquel: ¡Ostias! jajajaja [partida de risa]
Carlos: ¡Qué tíos! Explotación laboral en toda regla.
Raquel: jajaja...Bueno...jajaja...Ahí tienen un  par de bancos.
Carlos: ¡No son bancos, son mesitas de trabajo! Estigmatizados hasta el final, que mala sangre. ¿Y los derechos élficos dónde se han metido? ¡Sindicalismo ya!
Raquel: [le entra la risa floja y ya no puede parar. Acaba en el suelo de tanta carcajada. Literal].