jueves, 29 de julio de 2010

Canciones infantiles macabras o no muy inocentes.


He aquí una recopilación de algunas canciones que he recopilado. La variedad no es poca. :P

Alicia va en el coche Carolin (2X)
A ver a su papá Carolin Cacao Leo Lao (2X)
Que lindo pelo lleva Carolin (2X)
Quien se lo peinara Carolin Cacao Leo Lao (2X)
Se lo peina su tía Carolin (2X)
Con peine de cristal
Carolin Cacao Leo Lao (2X)
Alicia ya se ha muerto Carolin (2X)
La llevan a enterrar
Carolin Cacao Leo Lao (2X)
El golpe de gracia propio de una buena película de terror.
¡Alicia está muerta! No se sabe hasta el final de la canción. Y claro, su padre está enterrado.
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Yo tenía diez perritos,
yo tenía diez perritos,
uno se perdió en la nieve.
no me quedan más que nueve.
De los nueve que quedaban (bis)
uno se comió un bizcocho.
No me quedan más que ocho.
De los ocho que quedaban (bis)
uno se metió en un brete.
No me quedan más que siete.
De los siete que quedaron (bis)
uno ya no le veréis.
No me quedan más que seis.
De los seis que me quedaron (bis)
uno se mató de un brinco.
No me quedan más que cinco.
De los cinco que quedaron (bis)
uno se mató en el teatro.
No me quedan más que cuatro.
De los cuatro que quedaban (bis)
uno se volvió al revés.
No me quedan más que tres.
De los tres que me quedaban (bis)
uno se murió de tos.
No me quedan más que dos.
De los dos que me quedaban (bis)
uno se volvió un tuno.
No me queda más que uno.
Y el perrito que quedaba (bis)
se metió para bombero
no me queda ningún perro.
Maldita sea >_<. No podéis ni imaginar el sufrimiento que me llevó leer esta canción. Menos mal que no todos los perros murieron. Eso del perro que se volvió del re
vés me dio miedo, mucho miedo. Eso sí, el niño aprende a contar para atrás estupendamente. ----- 3 Chanchitos desobedientes sin permiso de su mamá
Se tomaron de la mano y se fueron a pasear
Vino el lobo y se comió al chanchito regalón
Tilín tilon colita de ratón
Lo reconozco: Tuve que buscar “chanchito” en el google porque no tenía ni idea de lo que significaba. Por cierto:
significa “cerdito”.
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Eran tres alpinos, que venían de la guerra (3x)
El más chiquito traía un ramo de flores (3x)
Y la princesa que estaba en la ventana (3x)
Oh buen alpino, dame esas lindas flores (3x)
Te las daré si te casas conmigo (3x)
Dile a Papá, él te contestará (3x)
Oh, mi buen rey me caso con su hija (3x)
Qué te has creído Cabeza de alcornoque (3x)
Fuera de aquí, o te mando a fusilar (3x)
Y el buen alpino se fue a morir a China (3x)
Y la princesa también murió de pena (3x)
(estrofa perdida en que parece que el rey muere) ...
Y al final, todos resucitaron (3x)
Bueno, hay muchas historias tristes de amor por ahí. por suerte todo acaba bien. Sólo tengo una duda: Se supone que la chica quería casarse con él por las flores, pues en ningún momento ella le dice que lo quiere a él. ¡Jopé! Esas flores debían de ser muy buenas, pues hasta murió de pena por ellas.
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Arriba Juan, arriba Juan
ya cantó el gallito.
Ay no mamá, ay no mamá,
es muy tempranito.
Arriba Juan, arriba Juan,
hay que ir a la escuela.
Ay no mamá, ay no mamá,
me duele la muela.
Arriba Juan, arriba Juan,
pasan los soldados.
Ay sí mamá, ay sí mamá,
ya estoy levantado.
El niño ya está levantado y poco más que se mea los pantalones del susto. ¡Madre mía!
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Arroz con leche
me quiero casar
con una señorita
de Portugal
que sepa tejer
que sepa bordar
que sepa hacer las medias
para un capitán
No sabe el que la canta nada... ¬_¬
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Mambrú se fue a la guerra,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuando vendrá.
Do-re-mi, do-re-fa,
no sé cuando vendrá.
Si vendrá por la Pascua,
¡Qué dolor, qué dolor, qué gracia!
Si vendrá por la Pascua,
O por la Trinidad.
Do-re-mi, do-re-fa,
O por la Trinidad.
La Trinidad se pasa,
¡Qué dolor, qué dolor, qué guasa!,
La Trinidad se pasa
Mambrú no viene ya.
Do-re-mi, do-re-fa,
Mambrú no viene ya.
Por allí viene un paje,
¡Qué dolor, qué dolor, qué traje!
Por allí viene un paje,
¿Qué noticias traerá?
Do-re-mi, do-re-fa,
¿Qué noticias traerá?
Las noticias que traigo,
¡Del dolor, del dolor me caigo!
Las noticias que traigo
Son tristes de contar,
Do-re-mi, do-re-fa,
Son tristes de contar.
Que Mambrú ya se ha muerto,
¡Qué dolor, qué dolor, qué entuerto!,
Que Mambrú ya se ha muerto,
Lo llevan a enterrar.
Do-re-mi, do-re-fa,
Lo llevan a enterrar.
En caja de terciopelo,
¡Qué dolor, qué dolor, qué duelo!,
En caja de terciopelo,
Y tapa de cristal.
Do-re-mi, do-re-fa,
Y tapa de cristal.
Y detrás de la tumba,
¡Qué dolor, qué dolor, qué turba!,
Y detrás de la tumba,
Tres pajaritos van.
Do-re-mi, do-re-fa,
Tres pajaritos van.
Cantando el pío-pío,
¡Qué dolor, qué dolor, qué trío!,
Cantando el pío-pío,
Cantando el pío-pá.
Do-re-mi, do-re-fa,
Cantando el pío-pá.
Las guerras y sus consecuencias.
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Federico ha matado a su mujer,
la ha hecho picadillo y la ha freído en la sartén.
La gente que pasaba olía a carne humana...
¡era la mujer de Federico!
Es lo que pasa por comprar un libro de recetas escrito por Hannibal Lecter.
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El cacique Guaicaipuro.. puro... puro
Fue a matar a su mujer... jer... jer
Porque no le dio dinero... nero... nero
Para irse al café... fe... fe
Nunca me gustó el nombre de Guaicaipuro. Después de esta canción, me gusta menos.

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Frutillita a comer

Mermelada con tostada
Anoche fui a una fiesta
Un chico me besó
Le di una cachetada
Y todo se acabó
Mi hermana tuvo un bebé
La loca lo mató
Lo hizo picadillo
Y todo se acabó.
Debajo de un puente
Había una serpiente
Lavándose los dientes
Con agua caliente
Dice que sí
Dibi dibi dí
Dice que no
Dobo dobo dó
Si te ríes o te mueres
Te daré un pellizcón
Igual que Kiko y Don Ramón.
Esta canción cambia mucho de temas. Pero me plantean una serie de temas:
-Eso de matar bebés no va conmigo.
-¿Qué manía hay con eso de hacer picadillos? ¿Hambre de hamburguesas, quizás?
- ¿Quién demonios s
on Kiko y Don Ramón? Cuando el que canta les pellizca ¿Se habían reído o se habían muerto? ¿Se rieron y el pellizcón les mató?
-¿Para que dar un pellizcón a alguien muerto? ¿Se trata de un fetiche necrofílico?
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En la calle -lle
ciento cuatro-tro
ha habido -do-do
un asesinato -to
Una vieja-ja
mato un gato-to
con la punta-ta
del zapato-to
pobre vieja-ja
pobre gato-to
pobre punta-ta
del zapato-to
a la vieja-ja
la mataron-ron
y al gato to
lo asesinaron-ron
Esta claro que la condena por matar un gato es la muerte, según parece. Y también está claro que esa señora no tenía un zapato de tacón cualquiera: tenía dos misiles en las suelas.
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A mí me gusta lo blanco
Viva lo blanco
Muera lo negro
Que lo negro es cosa triste
Yo soy alegre
Yo no lo quiero.
Solo puedo decir...¡Guau!
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Estaba una pastora,
larán, larán, larito,
estaba una pastora
cuidando un rebañito.
Con leche de sus cabras,
larán, larán, larito,
con leche de sus cabras,
mandó hacer un quesito.
El gato la miraba,
larán, larán, larito,
el gato la miraba,
con ojos golositos.
Si tú me hincas la uña, (1)
larán, larán, larito,
si tú me hincas la uña,
te cortaré el rabito
La uña se la hincó,
larán, larán, larito,
la uña se la hincó,
y el rabo le cortó.
A confesar la falta,
larán, larán, larito,
a confesar la falta,
se fue al padre Benito.
A vos padre me acuso, (2)
larán, larán, larito,
a vos padre me acuso,
que he matado un gatito.
De penitencia te echo, (3)
larán, larán, larito,
de penitencia te echo,
que me des un besito.
El beso se lo dio, (4)
larán, larán, larito,
el beso se lo dio,
y el cuento se acabó.
Reconozco que aquí sólo puedes v
er la picardía si eres mal pensado, y yo a veces lo soy. Teniendo en cuenta esto, he de decir que el padre Benito debería dejar de buscar excusas para besar a una mujer. ¡Que se le ven las intenciones!
Y, por cierto...una cosa es cortarle el rabo y otra cosa es matar al gato. Lo de matarlo no lo avisastes, pastorcilla.
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Reconozco que en alguna de las canciones he sacado mi lado retorcidillo. No lo puedo evitar. Hoy estoy guasona. ;)













miércoles, 14 de julio de 2010

Actuar: Ya era hora.

El relato de esta mañana me ha hecho pensar. En líneas generales, escribí sobre una chica errante que llegado un momento, entraba en un trance, donde se dejaba llevar y no era capaz de tomar sus propias deciosiones. De hecho, ni remotamente le importaba.

Algunos se pensaron que la historia era auténtica (lo de relato implica ficción, desde mi punto de vista personal) y me parecía curioso. Pero he descubierto una cosa. La historia SÍ era real. No en el sentido literal. En sentido alegórico.

La Universidad es algo que ultimamente me trae de cabeza. Durante los últimos dos años h
e dado un bajón en mi rendimiento impresionante (lo he puesto en anteriores publicaciones, los que me sigan, no se sorprenderán). Me veo con varias de segundo, varias de tercero y a punto de empezar cuarto.

Idea Inicial: bueno, ahora me matricularé de todo cuarto, pillando alguna de segundo y alguna de tercero, para después más adelante, veo lo que hago. --> Implicaciones: estaré en
cuarto, mis compañeros de clase estarán conmigo, no será demasiado evidente mi retraso en las materias.

Idea deseada: quiero matricularme de todas las que me quedaron de segundo y tercero, aprobarlas de una puta vez, quitármelas de la jodida cabeza, ahora que las tengo aún "fre
scas". Y además, quiero matricularme a algunas optativas de una vez por todas, pues estoy harta de imposiciones de asignaturas. Por una vez que tengo la posibilidad de elegir algo, aunque sea minimamente. --> Implicaciones:dejar de ver a la gente de mi clase tanto como quisiera, decir a mis familiares "no estoy en cuarto," (suena fatal), visión bastante brusca de mi atraso con respecto a muchos de mis amigos. Vergüenza (porque yo soy más orgullosa que Don Quijote de la Mancha, una pandilla de bohemios postmodernistas y el presidente de algún partido político facha, mire usted).

Con los exámenes pasó algo parecido. Si no me sentía preparada para un exámen:

Idea in
icial: Sólo me presento si me sé la materia como la tabla del 1. --> Implicaciones: si suspendo no verán mi nota horrible. Sé que mucha gente se pone a comparar notas para ver quién la tiene más larga o más corta (doy gracias a dios de no ser hombre para no entrar en el juego de comparar penes, aunque esto es muy similar).

Idea deseada: Quiero presentarme, a ver que sale, coño, así perderé el miedo. Implicaciones--> la palabra suspendí con un 1 suena a peste negra. La gente me dirá de todo menos bonita si no me presento (también tiene implicaciones negativas). Pero no sé porqué, un "no presentado"suena mejor.

El otro día llamé a mi padre. La gran verdad:

-Papá...Sólo me he presentado a dos. Bueno, ahora me presento a otra más. Pero vamos, que esta tampoco me la sé que digamos una pasada.

Lo esperado:

-Si es que lo sabía. Si es que yo me lo veía venir. Cuantos años piensas estar en la Universidad ¿20? Porque &%$#¬~$#] [etc, etc] Claro, ahora ya no vas a cuarto ¿Verdad?

-Claro que me voy a matricular en cuarto ¡Faltaría más!

Fue una tontería responder eso, más sabiendo que mi padre, aunque tenga un pronto raro, luego se tra
nquiliza y entra en razón. Realmente, cuando se le conoce bien, te das cuenta de que es un hombre comprensivo y bueno (que es mi padre, caramba).

Pero, al decir lo que dije, volvía a empezar. Como en tercero, cuando me quedaron 5 de segundo. (de las cuales he sacado ya alguna que otra, pero ese no es el tema a tratar).

Para estar siempre guiada como cordero por pastores de un rebaño, debería ser una empollona de tomo y lomo ¿verdad? Pues no. Una parte de mí está como ausente. No me puedo concentrar. Es como si tuviera una rebeldía acallada, que se manifiesta a través de un desinterés por todo. Pero todo, todo. Quizás lo único en lo que he mostrado algo de interés es por el tema del cine: me apunté a un cursillo, estoy creando un corto con unos amigos.. Estas cosas las elegí. MI elección. ¿de resto? Las cosas pasan por mi lado pero yo no paso por ellas.

En clase, a lo largo de este curso pocas veces he atendido. Lo intentaba. Pero la mente se me acababa yendo. Esto no pasaba en primero de carrera. Cuando había elegido estar ahí. Cuando todo era apasionante. Pero ya no elegía. La visión de los demás era mi batuta de seguimiento.

En casa no cogí un solo libro de texto hasta una semana antes del examen. Y mucho me parece. Lo intenté. Dios sabe que he pasado semanas enteras en mi casa mirando el libro de texto. horas y horas en una sola página. Y mi mente se revelaba para no responder.
Sin embargo, cuando elegía lo que quería leer, cuando la elección era tomada por mí a raíz de lo que deseaba y no a raíz de lo que hacía para que los demás pensaran bien de mí, mi mente se abría y absorbía todo como una esponja.

Nada de esto es nuevo. ¿Cuantas veces he dicho "Me da igual lo que digan", "que le den por saco X" o "tengo derecho a ___"? Es que lo he dicho tantas veces que he llegado a la conclusión que soy más cansina que la canción del verano (¿Cuál será este año? ¡Uf, mejor no saberlo!). Pero todo se queda en agua de borraja. Ahora tengo objetivos claros. No es todo boquilla, como siempre.

Lo voy a hacer. Voy a limpiar segundo y tercero y a apuntarme a optativas. Voy a hacer algo que nadie espera que haga. Voy a tomar mis propias decisiones.

Siempre había tomado mis propias decisiones, si lo pienso bien. Pero el baremo usado para cuantificar la trayectoria se basaba demasiado en una sonrisa, en un pulgar hacia arriba. ¿Para qué? Para que después mi mente y mi cuerpo se revelen sin que yo quiera y cree un efecto contrario? ¡Válgame dios!

Y mañana, aunque no me sé casi nada del examen, por primera vez desde que estoy en la carrera, me voy a presentar sin estar segura. ¿Un 1? No, señores ¡MI 1!

Vagando


Solsticio de verano ¿Qué me traes a este lado de la pradera? Yo no camino porque vaya a algún lugar. Yo camino porque me llevan, vete a saber dónde, ya lo he olvidado. Primero fui a una casa de acogida. Después fui a ver un hogar abandonado. Luego otro. Luego otro más. Pero ya no las suelo llamar "casas". Son paredes con techo. Una casa implica que tenga un raciocinio y significado sobre lo que implica ese habitáculo. Mi mente está en blanco para tales asociaciones. Es algo oscuro. De oscuridad parcial a oscuridad parcial. Tan simple como eso.

A veces, por un momento, me atrevo a preguntarme a donde voy. Es solo un momento, como si fuera una chispa relampagueante. Y luego vuelvo a mi letargia habitual. Sí, no podría haberlo expresado mejor: letargia. Me cogen de la mano y me guían a mi destino. No tengo que hacer nada.

Las caras que pasan por mi vida se me antojan de sombras, imperceptibles. Demasiado ruidosas para mi gusto eso sí. Desearía a veces que se sumieran en el silencio total, para que la presencia que implican para mí fuera congruente con el sonido que desprenden. Pobres figuras rotas.
A veces, veo una pared y tengo una irresistible tentación de golpearme contra ella. Para ver si puedo salir de este estado de perpetua ceguera. Pero, me pesa tanto el cuerpo, que el hecho de realizar tal acción supone un esfuerzo que no estoy dispuesta a hacer.

Así se debe sentir alguien en el vientre materno ¿no? Dónde existe todo pero a la vez no existe nada. Donde podría moverme o no pero ¿Cambiaría eso algo? O quizás no. Quizás implica también una unión de un hogar, dónde uno se siente seguro. Entonces ni eso. No es que ansíe un hogar. En absoluto. Ni remotamente. Es que ni me lo planteo. Ya no. Hace tiempo que he dejado de plantearme cosas. Sólo vuelvo a la realidad cuando levanto la vista y el sol casi me ciega con sus rayos. Es entonces cuando me doy cuenta, de que hay algo más grande que yo, más grande que una casa, más grande que un pueblo (u otro, u otro, o Dios sabe cuantos pueblos más, en los que yo ya he estado). Cuando pienso que hay algo más grande que todo eso, que es tan influyente pero a la vez, está tan lejos, es cuando siento por primera vez respeto. Y eso, es sentir algo. Por fin.

lunes, 5 de julio de 2010

Tres aventuras en estado REM.

A continuación, os presento tres sueños que tuve anoche. Corresponden, curiosamente, a tres tipologías que suelo tener a menudo. Os voy a contar en que consistió cada uno, con un análisis breve inicial, como si de un cuadro clínico se tratara. ;)
Este primer sueño ultimamente se me repite mucho. Estoy empezando a mosquearme bastante, pues hacía tiempo que un sueño no se me repetía de manera tan insesante. Cambian los escenarios y algunos detalles, pero la base es la misma.

Mi padre padecía una enfermedad grave. Estaba en Granada con mis padres, en la casa de veraneo, en un pueblo de la costa. No había visto nada este año ni la capital, por la gravedad de la situación. Él no paraba de sangrar por el recto, teniendo que guardar cama. Estaba claro que iba a morir, y le daban poco tiempo de vida.
Mi madre lo cuidaba. Estaba divorciada de él, pero no obstante lo atendía constantemente. Por un momento tuve miedo también por mamá y la posibilidad de que cayera en una depresión cuando mi padre muriese. Pero luego pensé que el divorcio había sido por alguna razón clave del destino: había ayudado a que mi madre cogiera distanciamiento emocional y a la hora de cuidar de mi progenitor, no sufriera en exceso. La aptitud de mi padre y de mi madre ante la enfermedad era de aceptación. Mi padre aceptaba que iba a morir y lo asumía con gran valentía. A veces venía un médico a casa, cuando mi padre empeoraba, tosiendo de manera continua y gritando de dolor.
Yo rehuía verlo. La situación era tan insoportable y espantosa que el simple hecho de pensar en ver como iba poco a poco muriendo, me hacía entrar en estado de pánico.
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Estuve ingresada dos veces en un hospital debido a la anorexia nerviosa. Ya ha pasado tiempo y mi perspectiva de vida ha cambiado tanto que ya lo veo como un recuerdo lejano. En ocasiones sueño con mi época en el hospital. Varían los acontecimientos. Muchas veces tengo algo de miedo, sobre todo por el caos, el sentir que me evalúan y demás. Mi época en el hospital, en ambas ocasiones, no fue traumático (de hecho aprendí más de psicopatología que en mis años de carrera) pero la falta de libertad y la convivencia en determinadas situaciones límite eran dos problemas acusados.
NOTA PARTICULAR: en este sueño aparece un tío abuelo y unos recuerdos asociados al mismo. A pesar de los recuerdos que conservaba en el sueño, dicho señor no existe en la vida real.
Yo estaba en el centro psiquiátrico aquejada de ¿anorexia otra vez? pero podía salir cuando quisiera, sin que los médicos se dieran cuenta.
A su vez iba por los pasillos y me encontraba con mi compañero de habitación que era una persona que recuerdo de uno de los ingresos y que según me dijeron con orgullo, había vuelto a la vida. Al parecer, había tenido un accidente. Su enajenación mental le hacía intentar suicidarse y ya iba por el quinto intento, este último, el más cerca que estuvo de la muerte (estuvo muerto clinicamente durante un par de minutos).
Podía pasear por los pasillos y por las plantas hospitalarias investigando los trastornos de un lado a otro. Veía gente con psicosis, trastornos degenerativos y demás. Unos cuantos enfermos se habían escapado (aprovechando la poca seguridad que había para deambular por los pasillos, como yo estaba haciendo). Yo, como era una persona "responsable", simplemente curioseaba, pero sabiendo que iba a volver.
El traje que llevaba en el hospital era una bata azul, abierta por detrás y larga. Pero al principio tenía la sensación de que era un elegante vestido. Entonces, caí en la realidad de que era una bata y que la gente que me miraba no lo hacía con admiración, por mi vestido, sino con espanto, por el ridículo que estaba ocasionando. Ni siquiera llevaba bragas. Cuando me di cuenta de ello, volví a la planta que me correspondía con vergüenza.
Al volver de mi paseo, había una pelea de enfermos que no estaban en ese momento muy en sus cabales. El estilo de pelea era similar a la lucha canaria. Era la hora de la merienda, las bandejas de comida estaban allí, pero todo el mundo pasaba de ellas. Los enfermeros se desentendían del tema, para mi extrañeza.
Llegó el momento de la revisión de la nutricionista. En ese momento estaba lavándome los dientes. Vino la enfermera y la nutricionista y empezaron a hacerme preguntas, teniendo yo la boca llena de pasta de dientes y con el cepillo en la boca. Ellos empezaron a impacientarse mientras yo hacía señas de que no podía hablar. Estaban empezando a pensar que tenía un trastorno del habla, cuando no era cierto. Buscaba un lavabo, pero no encontraba ninguno. Finalmente, tiré con rabia el cepillo al suelo y escupí la pasta tal cual para decir las respuestas de la entrevista.
Recuerdo que había un hombre que era mi tío abuelo (era el hermano de mi abuela), que me venía a menudo, en el horario de visitas. Cada vez que aparecía, no paraba de tirarle los tejos a la enfermera. Pero era muy torpe seduciendo. En el momento de la entrevista, allí se encontraba. Intentaba juguetear con unos libros que tenía la enfermera para hacerme un test de mi situación mental. Pero esos libros tenían la peculiaridad de que sus páginas eran perfumadas y a la vez pegajosas. Su torpeza hacía que a la enfermera se le cayera el libro, dejando pegajosas los brazos de ella. Me hizo recordar una vez anterior en la que él no me dejaba estudiar porque siempre estaba pendiente para que yo le prestara atención. Ese hombre no pensaba en los demás: Era como un niño chico. El tacto de esas páginas me recordaba mucho a el tacto de un cien pies (y eso que nunca he tocado uno) que se pegaba un poco como ventosa.
La enfermera aseguró que tuve suerte de que la nutricionista estuviera aquí para una revisión. Pues, los días de trabajo eran los jueves y a veces los viernes (hoy era viernes) y claro, si no, a esperar una semana más a que viniese, ahí ingresada. Además, dentro de poco se iba de vacaciones y no volvería hasta noviembre (estaba en septiembre, finales, si mal no recuerdo).
La enfermera también comentó que pensaban quitar a los nutricionistas del centro médico, y que eso sería una desgracia.
Mi tío abuelo (al que llamaba abuelo para abreviar) empezó a dar coba a la enfermera para ligársela, diciendo que era verdad, que que injusto, que qué horror, pero ni tenía puñetera idea de las consecuencias de eso; hablar por hablar, vamos.

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En ocaciones me veo enamorada de personajes ficticios. Personajes que, estando despierta me parecerían impensables; en ocaciones, ni siquiera atractivos. Muchas veces coinciden con hilos argumentales fantasiosos.
Otra cosa que ocurre a menudo es la despersonalización: el hecho de que de repente me veo a mí misma desde fuera, como una observadora de las circustancias.
A veces, la continuidad temporal de las cosas no es clara. Los saltos temporales y de personajes son algo continuo.
Recuerdo un concurso de súper héroes, por equipos. Súper héroes que no usaban la fuerza, sino otros métodos, para enfrentarse a otros que si usaban la fuerza.
Había una chica de lodo, una chica hecha de caramelo, una chica capaz de abrir las máquinas tragaperras con tal de obtener dinero y otros utensilios, Fry de Futurama (con la capacidad de volar), un chico hecho de chicle, un chico vestido como phanton boy, etc. Y ganaban. También estaba yo.
Estaba enamorada de Fry. Muchas también estaban enamoradas de él (especialmente Leela). Fry tenía aspecto humano (no de dibujo) pero su apariencia cambiaba constantemente, así que no tengo un recuerdo concreto de sus facciones. Él, en un momento de elección elige a Leela como su amor verdadero. Entonces yo pensé “ah, no! Eso sí que no”. Así que, por voluntad divina, Fry cambia de idea y me elige a mí. Cogió para seducirme una rosa, se empezó a comerse todo el tallo hasta llegar a el capullo (que era diminuto y estaba medio marchito) y lo mantuvo en la boca, esperando que con la boca, yo lo cogiera. A mí me dio un poco de "cosita" pero le seguí el juego, un tanto perpleja. Me dijo: “No eres la más sexy, ni la más bella ni nada por el estilo. Pero tu peculiaridad total me fascina”. Me coge en brazos y empieza a volar por los aires.
Mi súper poder fue variando de manera inexplicable. Al principio yo era la chica que habría las máquinas tragaperras en el concurso de súper héroes. Pero después, cuando estaba ya con Fry, mi poder cambió a otro: a partir de imágenes ocultas que a primera vista no puedes vislumbrar nada, podía ver cosas y significados ocultos en las imágenes. Esos significados en las imágenes podían desvelar cosas del pasado y del futuro. Sin embargo, posteriormente, un hombre me hechizó para que en vez de ver las cosas negativas y positivas, solo viera las cosas positivas. Lo hizo con un doble motivo: para que así pudiera ser feliz, pues el hecho de ver montón de cosas horrendas hacía que tuviese muchas pesadillas; y, a la vez, para que él pudiese hacer fechorías sin que nadie le descubriera. Pero claro, vino un investigador privado queriendo resolver un crimen y como ya estaba hechizada, pues no podía ver nada. En aquel entonces mi edad había disminuido considerablemente. Ahora tenía unos 8 años, y no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido con el encantamiento (pero yo sí, me veía desde fuera). Al parecer, llegaba un momento que me empezaron los investigadores a poner a prueba con imágenes que otras personas con mi don habían descubierto pero yo no podía.
Ellos empezaban a perder los papeles por mi ineptitud al respecto. Pero yo era ajena a ello (mi yo de 8 años, no el yo observador).
Más adelante, Fry resultó que se convirtió en médico (de repente se hizo más listo) y estaba buscando la manera de ayudar a una mujer que amaba tenía una enfermedad extraña que le hacía hablar un idioma único, inventado por ella, pero con cierta lógica. Él estudió incesantemente el idioma para intentar, con ayuda del poder económico que poseía, patentar el lenguaje e instruirlo a alguna población para que su amada pudiese comunicarse con otros, para horror de muchos estudiosos de la lengua, ante tal disparate. A estas alturas, ya no recuerdo si era yo la amada de la enfermedad o era otra persona. Para ese entonces ya lo veía todo desde fuera, como una observadora pasiva.
No me he inventado ningún nexo de unión ni nada por el estilo. El proceso para crear eso fue ir apuntando un montón de recuerdos sueltos y luego ir ordenándolos, de manera aproximativa. Pero sin añadir nada.
¡Dulces sueños!