domingo, 27 de septiembre de 2009

Montañas de nada


Mira que mira,
el sabádo durmió la mañana.
Grita que grita,
el despertar del amanecer en el ocaso.
Truena que truena
el sol avanza deprisa, pero lo sabes por intuición.
Picos, más picos, muchos picos.
Pinchos que abuman, pero que no puedes evitar sentir
aunque no ver.
Solo gobiernan ellos.
Amanecer, atardecer y noche
nombres para una misma cosa.
No te vuelvas loco, no te vuelvas loco
¿Que es la cordura? Dios, dios, dios.
Tres momentos que estabilizan el tiempo: tres comidas.
No me volveré loco. tengo que recordar cual fue la última comida.
¿Cual fue? no se recuerda
¡Un sonido! Hace clic, clic, clic, clic.
Clic, clic, clic, clic.
Goteo. De agua, de vino, de esperanza.
Imaginando la trayectoria de cada gota.
Imaginando la densidad de cada gota.
Imaginando la cantidad de cada gota.
¡No te vayas goteo mío! Raro es para mí algo diferente a mis dos momentos cambiantes: comida y limpieza, limpieza y comida.
No me abandones, goteo mío ¡No lo hagas!
Presencia extra de vida me dice que hoy ha sido un buen día.
Duele, duele, duele, duele.
Piel desgarrada por uno mismo para sentir dolor,
y sentir que sigues vivo.
Duele, duele, estoy vivo, estoy vivo.
Camina para un lado, camina para otro.
¿Y si el lenguaje se olvida por falta de práctica?
Habla, habla, habla, habla.
Se hace pequeño todo.
La cabeza estalla de tanta fata de movimiento.
Palpitaciones, contradicciones.
Pasos que anuncian que no caminas.
Montañas de nada que se ciñen al vacío.
No puedo recordar, no puedo recordar.
¿Cómo llegastes ahí?
No puedo recordar.
Ya no puedo recordar ni que es el símbolo de la ausencia.
Cual es la cara oculta de la mentira.
No puedo recordar, no puedo recordar...
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Nunca he estado en una celda de aislamiento y, por lo tanto, aquello que pueda imaginarme sobre ello solo serán meras especulaciones débiles que, ni por asomo, podrán comparse con la realidad. He de decir que, dicho castigo, aunque no lo parezca, debe de ser uno de los peores.