La ausencia de esos ojos...que nunca se perdieron, pues jamás estuvieron presentes.
La mente tartamudea, los segundos caricaturizan un triste vals.Y mientras el cielo se apaga, sobre la sal se tapan heridas, que todos saben que resurgirán a la luz del amanecer.
Y tirar sangre al río resulta la opción más sensata. Pero también puede vagar lejos de miradas y sí de entrañas, mientras se coge la dosis exacta de belladona; medicina y veneno cantando una dulce nana con la luz apagada.
Dejar de ser columna sin rostro, pilar sin suelo. Dejar de ser parte de, para empezar a ser templo. Ser águila y volar lejos. Dónde por fin empiece a sonar un bolero y que una sombra y mi índice dibujen en la arena "nuestro".






