viernes, 22 de abril de 2011

Shattered

Noche despejada. Las estrellas formaban hermosos caminos, hilos de lana gruesa plateada. Parpadeantes algunas. La luna se había escondido, pero lo observaba todo desde su propia sombra.
La pálida joven seguía sentada en la húmeda hierba. Mirada al cielo. Notó que alguien se sentó a su lado.
-Has venido.
El joven de pelo revuelto permanecía callado e inexpresivo, quizás algo intrigado. Ella ni siquiera giró la cabeza para saludarlo. Permanecieron un rato en silencio. Él la imitó, mirando al firmamento.
-Es una hermosa noche.-dijo él para romper el hielo.
-Si
Una ráfaga de viento hizo mover la alta hierba. Se oía el lejano susurro de los árboles.
-¿Sabes? Aún estoy esperando.
-Esperando -aunque era una pregunta, él lo dijo afirmando.
- Sí. A qué alguien descubra mi pequeña luciérnaga.
-¿Hm?
-Todos tenemos una pequeña luciérnaga en nuestro interior. Nacemos con ella. Es un ser divino. Juguetón. Pequeño pero tan poderoso que podría mover mareas. -ella seguía mirando a las estrellas, su sonrisa fue brotando, sus ojos iban adquiriendo un hermoso brillo- Cuando una persona descubre la luciérnaga de la otra y viceversa, es cuando dos personas están destinadas a estar juntas. O, simplemente, lo que les une es tan fuerte que podrían mover las estrellas con un sólo rozamiento de sus dedos. Y es curioso. Porque cuanto más te centras en esa pequeña, más aumenta, hasta que lo invade todo.
Ella giró su cara y lo miró por primera vez esa noche. Normalmente era incapaz de mantener la mirada más de dos segundos seguidos. Esta vez, no rehuyó. A él no le costaba nada mantener firme su posición, sus ojos, su seguridad.
-¿Sueles mostrar tu pequeña luciérnaga? - su tono de voz hacia ella tendía a ser cómo la de un hermano mayor hacia una niñita.
-¿Mostrarla? ¿A qué te refieres?
-Actuar concorde a ella.
-Pero es que no se puede expresar con una acción. Ni siquiera con una mirada. No hay cámara de vídeo o fotos que puedan apresarla. Así es cómo la mayoría cree conocer a los demás. Dos acciones y forman un cuadro. Plano. Mate. Desechable. No.- su rostro se arruga levemente para luego volver a aflojarlo.- La luciérnaga no ha sido vista por estas personas, pues trasciende las tres dimensiones. Sólo los ojos privilegiados podrán verla. Es estar esa persona cerca...y la persona capta su luciérnaga....a la vez que la otra también capta la luciérnaga ajena. Ahí es cuando se establece la unión, la fusión, un poder inimaginable. No obstante, hay un problema...
-...
-A veces, uno puede captar la luciérnaga de la otra persona. Pero no siempre es recíproco.
-Ya.
Una ráfaga hace que el pelo color ébano se le meta en los ojos a la joven. Ella lo aparta suavemente:
-¿Sabes? Capto tantas luciérnagas....pero siento que nadie es capaz de captar mi luz. Tengo miedo que un día...se acabe muriendo...de soledad.
Él se muerde el labio:
-¿Cómo estás tan segura de que has captado la luciérnaga de alguien? Puede que te estés engañando. Puede que lo que sientas por esa aparente luciérnaga en realidad es lo que sentirías por la verdadera luciérnaga que estás buscando.
-Pero es que...yo no la busco. Esa luciérnaga me encuentra a mí.
-O incluso puede que realmente percibas en esas personas la luz de tu propia luciérnaga, a la que tú misma has abandonado. O también...
-¿¡Te quieres callar de una vez!?
Él dio un respingo, sobresaltado. La tranquilidad de la joven se había apagado de golpe, cómo una vela. De un salto se había puesto en pie y lo miraba fijamente. En sus ojos asomaban pesadas lágrimas.
-¡Aunque esté equivocada, te ruego que no intentes matar este milagro que ahora estoy viendo! ¡No lo intentes! Porque aunque no sea recíproco, me siento la persona más afortunada con el simple hecho de poder vislumbrar la belleza de la luz que hay en ti.
Él abrió mucho los ojos. Su boca se entreabrió ligeramente. Bajó la mirada. Posiblemente una parte de él había sospechado este acontecimiento, pero había desechado la posibilidad a toda costa. No sabía si se sentía incómodo por no corresponderla o tenía miedo por amarla y no controlar la situación. Pero lo cierto es que, de repente, su rítmico y estable corazón comenzó a entrar en un bucle de locura.