lunes, 28 de febrero de 2011

Valiente...¿Valiente?

Esta es una de esas canciones que escuchas la primera vez y no te dice mucho. Pero que, al escucharla una segunda vez te engancha y, a la tercera, ya forma parte de tu repertorio. Y sí, la puse tanto en el tuenti cómo  en la lista de reproducción y ahora le dedico una entrada (cuando me gusta algo, me gusta a lo bestia XD). Se llama Brave Song (la cantante es Tada Aoi). Es la canción final de Angel Beats, un anime que me recomendó un amigo y que me encantó. El opening también es precioso.
Pongo el video con la letra traducida.




TRADUCCIÓN.
Siempre fui caminando sola.
Cuando me di la vuelta todo el mundo estaba muy por detrás.
Aún así seguí caminando. Esa era mi fuerza.
"No tengo miedo de nada,"trato de decirme a mí misma.
Todo el mundo se queda solo un día,
viviendo sólo en sus recuerdos.
Para que yo pueda amar y reír, incluso en la soledad;
voy a luchar.
No voy a mostrar una sola lágrima.

Siempre fui caminando sola,
Un acantilado me esperaba a mí y a mi destino.
Aún así seguí caminando, como prueba de mi fuerza.
El fuerte viento soplaba en contra de mí.
Mi camisa pegada a mí con el sudor.
Si pudiera olvidarme de todo un día,
algún día la vida sería mucho más sencilla.
Pero, si intento caer en el olvido del pasado, ¿eso sería huir?
¿El sentido de haber vivido desaparecería?

En poco tiempo el viento se calmó y se evapora el sudor
Me ha dado hambre, ¿Ha pasado algo?
Junto con voces vibrantes, un agradable olor a vino.

Siempre fui caminando sola, Todo el mundo estaba esperando.

Todo el mundo se queda solo algún día,
si sólo vive en sus recuerdos.
Aún así está bien, voy a llamar a estos sentimientos de
paz, mis compañeros.
Viviendo en algún lugar, algún día olvidaré los días que
pasé con todo el mundo.
En ese momento no voy a ser fuerte ya.
Con la debilidad de una chica normal, lágrimas se derramarán.
Cómo dije en el Tuenti, soy  más de la opinión de reconciliarse con tu pasado, no de olvidarlo. A través del cambio de perspectiva, la liberación es mayor.
-----
Y aquí una versión algo más "rockerilla" XD:

sábado, 26 de febrero de 2011

Sodio

-¿Estás llorando?
-No lloro.
-¿Y esas lágrimas qué son?
-No son lágrimas. Me sudan los ojos. Por lo tanto no lloro.
-Osea...que las lágrimas es el sudor de los ojos. Interesante...
-No lo entiendes. Cuando hay lágrimas hay emociones intensas. El individuo de al lado gira la cabeza en busca de explicación, si no la hay. El sudor es diferente. La gente observa el sudor con repulsión a veces. La gente se seca el sudor con naturalidad. La gente mira de reojo el sudor, pero no siente severa preocupación, ni sonríe por ello. Me sudan los ojos.
-¿Sabes qué?
-¿Qué?
-Que espero nunca sudar por los ojos. Prefiero llorar. Es más: A partir de ahora mi cuerpo entero va a llorar, no a sudar.
-No tiene sentido. El sudor no ha sido generado por emociones ni sensaciones de ningún tipo.
-Tengo calor y sudo. Tengo miedo y sudo. ¿Cómo que no hay sensaciones ni emociones de ningún tipo? ¡Mi cuerpo tiene derecho a llorar si yo así lo decido!
-¿Para qué?
-Porque tal cómo lo has dicho, las emociones están más valoradas. Y si algo cómo mi sudor va a ser trasladado a la altura del betún, prefiero que llore, para que al menos halla algo de respeto en este líquido repudiado por todos.
-Ahora...estás llorando por los ojos.
-Lloro por todo ese sudor que no pudo ser venerado cómo lágrimas. Y tú ¿Por qué sigues sudando por los ojos con más fuerza?
-No existe motivo para que sude.
-Sí que lo hay. Siempre lo hay.
-¿Y por qué te fijas en mi sudor de ojos?
-Porque me importas.
-En tal caso...puede que no esté sudando. Puede que esté llorando. Pero sólo lloraré para ti. ¿Me has entendido?
-Te he entendido. Sólo llorarás para mí.
-Sí.
-Sí.

jueves, 24 de febrero de 2011

Cazatesoros

Principios del Siglo XVIII, zona costera, verano.

-Una pregunta ¿por qué todos los mapas legendarios tienen un tono amarillento? ¿No hay ningún mapa que tenga una calidad reciente?

- Si fuese reciente su creación, no se llamaría “mapa legendario”.

-....

-...Aunque este lo hice yo hace pocos meses.

-¿¡Qué!?

-Creía que así despertaría más tu interés. Muy logrado ¿verdad?

-¡¡Pero que coño estás diciendo!! ¡Me prometiste un tesoro!

-Y es cierto. Tendrás un tesoro. Es sólo que necesitaba a un marinero que me acompañara en mi aventura. Y digamos que había que “decorar” un poco los datos para que fueran más atractivos a la vista. Un vendedor de ultramarinos viejo cómo yo cuenta muchas historias, tiene muchos conocidos, pero, cuando se presenta una ocasión cómo esta, todo el mundo le da la espalda. Tienen su vida hecha, sus familias les atan a la costa y su necesidad de aventura se ha apagado.

-¿Y me viste con tan poca falta de motivación en la vida cómo para persuadirme?

-No. El anuncio lo puse para todo el mundo. Tú lo elegiste. Tú te has delatado solito.

-Esto es indignante.

-¿No me has oído, jovencito? Tendrás tu tesoro.

-Pero el mapa es una farsa ¡Lo has hecho tú, seguro!

-Premio. Pero créeme, hay un tesoro.

El joven marinero refunfuñó y maldijo por lo bajo, pero siguió al anciano, que iba cargado con un par de palas y una sonrisa. Su ímpetu y energía podrán haber dejado asombrado a cualquiera, teniendo en cuenta la escuálida complexión que poseía.

Sólo habían navegado hasta un islote cercano a la costa. Pero para el marinerito había sido toda una azaña, pues su superior jamás lo sacaba a alta mar: permanecía limpiando los barcos cuando embarcaban y ayudando a cargar la mercancía de importación-exportación, así que lo de “marinero” era un decir, pues lo de “mar” casi que sobraba. A pesar de tener un padre conocido cómo Gran Capitán, el hecho de marearse a la más mínima era toda una deshonra.

Dejando una muy desgastado bote atrás, se adentraron entre la maleza. Fue entonces cuando el jovencito se dio cuenta.

-Espera....¿No es en este islote dónde enterraron a más de una docena de muertos, hace ya bastantes años?

-De repente tus dotes de geografía se avispan. Te felicito por ello.

La maquinaria mental de chaval, al igual que su ritmo de voz, se aceleró:

-¡Vamos a profanar tumbas! ¡Iremos derechos al Infierno! Madre tenía razón: esto no era una buena idea.

-¿Aún siguiendo los consejos de la que te parió? ¡El día que dejes de hacerlo, te saldrá al menos algo de pelusa en esa cara deslavada que tienes!

Pararon en seco. Habían llegado. Ni lápidas, ni un cartel ni nada. Pura intuición que aquí estuvieran un grupo de cadáveres en fase parcial o total de descomposición. ¿Era sugestión o el joven Martin podía oler cierto tufillo mortecino?

Cómo de un perro a punto de marcar el territorio, el viejo dio rodeos entre cada pequeño sector de la zona hasta que se paró en una parte concreta de la parcela, dónde empezaban a crecer algunos tímidos hierbajos.

-Aquí.

Contrariado, Martin comenzó a cavar. Comenzó y continuó. Porque la cosa estaba más onda de lo que había imaginado. Algo duro paro la pala. ¿Buena señal?

Un ataúd ¿Cómo no?

-Es...el tesoro.- los ojos del vendedor se abrieron tanto que Martin temió que alguno saliera disparado de la cuenca de un momento a otro.

El  ataúd fue abierto. El chico se quedó sin respiración.

La joven más bella jamás vista se encontraba allí. Su tez era tan pálida y suave que sería la envidia de la porcelana, si esta tuviera conciencia. Sus cabellos eran negro ébano, y era tan sedoso...Vestía con un hermoso camisón rosa pálido. Su expresión era serena, aunque seria. No olía a muerte. Olía a jazmines. Cómo esos que su madre traía los domingos del mercado y depositaba en un jarrón en el salón. Los jazmines duraban sólo unos días, antes de que perdieran sus pétalos. Pero aquella joven no había perdido ni uno ¿O sí?

Estaba tan fascinado el joven que tardó en darse cuenta que el anciano se estaba quitando la ropa....¡Un momento! ¡¡¡Se estaba quitando la ropa!!!

-¡¡¿Pero que haces, pedazo de animal?!!-bramó escandalizado- ¿Vas a practicar la necrofilia con esta hermo....ehmmmm....con esta señorita? ¡Debería darte vergüenza, viejo!

Sebastián lo miró con ojos llorosos y una amplia sonrisa:

-Si me disculpas...desearía un poco de intimidad. Será cuestión de un momento.

Horrorizado a más no poder, el joven salió corriendo, sintiéndose embaucado por un viejo verde que ultrajaba el respeto por la muerte, con acciones tan grotescas cómo esas. Pues ahí se quedaba el anciano, él volvía a su casa. Sólo de visualizar esa encorvada y arrugada figura...

Fue entonces cuando oyó a lo lejos:

-¡Martin! ¡Martin! ¡Ya puedes venir!

-¡Ni lo sueñes, viejo vicioso!-chilló-¡Lo que acabas de hacer tardaré años en borrarlo de mi mente! ¡Felicidades, viejo!

-Te prometo que todo tiene una explicación. Ven y si aún cuando vengas no estás satisfecho, te dejaré irte sin problemas.

Eso de “satisfecho” le revolvía un poco el estómago, pero dejando a un lado su adolescente mente sucia, caminó con gran pesadez hacia el punto en el que se encontraba su compañero de aventuras.

Asombrosamente, el viejo ya se había vuelto a vestir (¡qué rapidez, aunque un tanto que mejor!) y Martin le dedicó una mirada de desconfianza.

-Observa el milagro.- Sebastián señaló a la mujer, cuya postura había cambiado ligeramente, pero mantenía su belleza habitual, en un estado inmóvil.

Entonces lo vio: los labios de esa hermosa figura se movieron suavemente, hasta alcanzar una dulce sonrisa. ¡No podía ser! No sabía que le daba más miedo: que una difunta estuviera moviéndose o el motivo por el que se había movido ¿Qué clase de artillería pesada había usado el viejo?

Segundos después, el proceso fue muy rápido: la joven empezó a descomponerse a una velocidad insólita. Su cara, su pelo, su cuerpo: Estaba presenciando una parte del ciclo de la vida y estaba a punto de darle un patatús del susto. Finalmente, quedó reducida a un montón de polvo.

Martin quería decir algo. Quería preguntar muchas cosas. Pero sus palabras quedaban atascadas en la garganta, por lo que le era imposible pronunciar lo más mínimo. El anciano depositó una mano en el hombro del chico y con una tierna sonrisa le dijo:

-Mi futura esposa murió de una extraña enfermedad hará ya 45 años. Ella tenía mucho miedo a los hombres no quería que ninguno la tocase. Sólo después de conocerme y de pasar largos años juntos, me dijo que quería unirse a mí. Realmente no hice nada. Simplemente no la presioné.

Martin escuchaba en silencio, sin dejar de mirar a los ojos del anciano.

-Ella deseaba experimentar esa sensación que nunca había sentido, que algún hombre llegase a tocarla, a rozarla y sentir a alguien dentro de ella. Nos comprometimos y empezamos los preparativos de la boda. Pero lo máximo que pude hacer fue cogerle la mano. Antes de morir. Fue muy precipitado. Al parecer estaba enferma desde hacía tiempo. No me lo había dicho. Cuando me enteré, estaba a punto de dar su último suspiro. En aquel entonces viajaba bastante, buscando nueva mercancía para mi tienda. ¡Tonto de mí! Antes de morir, me dijo: “ de lo único que lamento en esta vida es de no haberme unido a ti”.

-Puede que lo hubiese dicho en sentido figurativo-interrumpió Martin- ya sabes, a nivel de matrimonio.

-Quizás. Pero este saco de huesos que te está hablando piensa que la unión física también es importante. Somos animales, Martin. Somos animales. Algún día descubrirán que verdaderamente lo somos. No tengo un cura para unirnos en matrimonio. Ningún párroco permitiría la unión de una difunta que no termina de descansar en paz y un pobre anciano que ha perdido la ilusión por casi todo. Fue la única manera que se me ocurrió.

-Parece que funcionó.

-Sí. Y ahora viene tu tesoro. Pues el mío ya casi lo he recibido.

-¿Mi tesoro?

Sebastián le entregó un sobre bastante grueso.

-Jovenzuelo....gracias.

Sebastián sacó un puñal y antes de que Martin pudiese impedirlo, el vendedor de ultramarinos, el señor de los sueños ya cumplidos; se lo clavó a la altura del cuello, en una zona dónde la muerte estaba asegurada.

Martin corrió a socorrerlo, pero Sebastián lo paró con un gesto.

-¡No! Déjame....déjame morir. Prosigue tu camino. Si sales ahora, llegarás al pueblo antes del anochecer.

Martin bajó la cabeza. Estaba en estado de shock. Dio la vuelta y empezó a alejarse lentamente, sin saber a ciencia cierta si estaba haciendo lo correcto. Mientras caminaba abrió el sobre. Dejó de caminar. Dentro habían unos papeles de certificación: Sebastián cedía la pertenencia de la tienda de ultramarinos a Martin.
 Cuadro: El bote (Jorge Duarte Diaz)

martes, 8 de febrero de 2011

Repetidamente inacabada.

En el Corte Inglés había un concurso de cartas de amor con un límite de palabras, dónde permitían cartas ficticias. Me puse en marcha. La hice demasiado larga y la fui acortando. Tres veces. Seguía siendo aún muy larga. XD. Iba a acortarla aún más, pero, con lo dejada que soy, se me pasó la fecha. Así pues, la escribo aquí, que diablos. No encontré la versión más larga. Escribo la versión simplificada, la última que hice.
--------------
No estoy completa. Un ser me ha arrebatado mi sangre, sin ni siquiera proponérselo. La conciencia es un duende ínfimo, que no cabe en este sin razón. Es tu mirada. Esa hecha de marfil, que todo lo absorbe y todo lo impregna. Tan profunda y melancólica, tan llena de recovecos internos, esperando que alguien tenga la osadía de explorarlos.
¿Recuerdas mi cuarto? Es nuestro rincón. Cierro la puerta y, cómo si fuer un pecado que hay que consumir en pequeñas dosis, me abstraigo en tu naturaleza primera y última, al menos, la que mi percepción da crédito.
Cuando te necesito, estás ahí para proporcionarme algo de consuelo. Para sentir algo de calor interno, pues mi pecho es frío cómo el hielo, aunque lo tapo con embusteras sonrisas, para que nadie sospeche esta transgresión.
Lloro. Lloro porque jamás podremos estar verdaderamente juntos. Nunca sabrás que existo. Tan cerca pero tan lejos...
Aplaco mi resignación con brazos ajenos, que no me hacen producir el más mínimo suspiro. Me da miedo presentir que estoy destinada a esta tónica el resto de mis días: A no sentir nada por nadie, sólo por ti. La melodía de tu violín expresa muy bien la tesitura en la que me encuentro: fina, aguda, compleja, llena de subidas y bajadas armónicas. Es una bomba de relojería para mi respiración. Si al menos pudiera sentir la presión de tus dedos de la misma forma que armoniosamente tocas ese instrumento...
Es inútil. Somos de mundos diferentes: yo del mundo de los creadores, tú de los creados. Fuiste dibujado por una mano que sabía lo que hacía, pero no el alcance de las consecuencias. Un ingenuo y cándido impulso de tinta.
Personaje de ficción. Insultante. Pues ahora eres lo único real que tengo.
--------------
No sé si lo habéis notado, pero soy una persona que se ha sentido muy atraída por los amores imposibles. Algunos relatos míos así lo demuestran. Si me siento cómoda escribiendo esta temática, no veo razón alguna para no darme el gusto de vez en cuando.
En mi infancia, el hecho de tener una pareja se me hacía algo inalcanzable. Era una persona algo solitaria. Tenía sólo 10 años, pero para mí era cómo tener 40. Soñaba con príncipes azules, de esos que leía en cuentos y veía en series de televisión. Un día, que ahora mismo juega al escondite, pues no recuerdo la fecha exacta; decidí ir por el camino de la acción, y no de la autocompadecencia. Paradógicamente hablando, el camino de la acción me hizo aislarme todavía más durante un tiempo, pues quería estar a la altura de la vida. Descubrí que el mundo no empieza en los pedestales; supe que incluso encuentras tesoros bajo tierra. Fui cogiendo el tranquillo a la mecánica de esta vida. He de decir que la existencia social se compone a veces de algunos engranajes en dónde sólo la llave de reafirmación es capaz de apretar algunas tuercas. Eso y saber valorar los detalles sin juicio previo.

Conversación absurda sobre Playmobils

Os pongo en situación: ayer Carlos y yo pasamos por la sección de juguetería del Corte Inglés. He buscado en el google las cosas que estuvimos viendo.

Carlos: ¿Te imaginas hacer tu próximo vídeo con Playmobils?
Raquel: Pues sería una idea muy chula.
[Nos ponemos a imaginar determinados escenarios: castillos, pirámides, granjas...a partir de las cajas que habían ahí, forjando posibles historias].
Raquel: Pero yo creo que una casa con muchos accesorios sería lo ideal. Por ejemplo una casa cómo esta.
Carlos: Ajá...
Raquel: Y montar una peli a lo Paranormal Activity.
Carlos: XD
Raquel: Lo malo es que viene sin muebles habría que añadirle muebles que serían 120 +20+30...
Carlos: ¿¡Pero te estás planteando comprarlo!?
Raquel: No, pero habrán críos que si lo hagan. Por dónde iba...+30 más...no encuentro aquí los muebles de la habitación de los niños...eso costaría otro tanto... Hombre, si fuera más barato, yo me lo pensaba.
Carlos: ¡Ala! :P
Raquel: mmmmm....vamos que de 230€ no baja. ¡jajaja! ¡Vaya burrada!
Carlos: jajajaja Esta casa es más económica. Y viene con algunos muebles.

Raquel: No tiene baño.
Carlos: Lo hacen ahí [señala a la chimenea].
Raquel: Eso es la chimenea.
Carlos: De alguna manera tendrán que apagar el fuego...
Raquel: Oye, si pusiera una cartulina en mitad del salón: mitad salón, mitad baño.
Carlos: ¿El retrete en el salón? XD
Raquel: ¡Con una cartulina haciendo de muro separador, te digo!Aunque, pensándolo mejor, tal vez en la cocina...
Carlos: No sé yo...
Raquel: Aunque también en la habitación de arriba.
Carlos: ¿La habitación de los niños? ¿Con ese machango encima de una luna, colgado en la pared? Yo entro en la bañera y no vuelvo a salir. ¡Qué espanto!
Raquel: Pues en la otra.Vale, tiene libros, pero bueno. ¿Cuantas veces uno no pilla una revista cuando va al baño. jejeje. Sería cuestión de comprar el baño aparte y listo. Sería....¿Pero qué? [me quedo observando la la caja con el baño].

Raquel: ¡Qué listos! Con esa pedazo de pared en el váter y en el lababo no se puede meter en la buhardilla. ¡Está hecha a conciencia, los muy cabritos!
Carlos: jajajaja ^^U. Mira otra opción de casa. Esta es....la casa de Papá Noél.
Raquel: Pero no tiene baño. ¿Qué Papá Noél no va al baño? Vale, es peligroso ir al retrete y que se te quede el chorrillo congelado por el frío que hace. Pero tendrán calefacción ¿no?
Carlos: Eso no es lo que más me preocupa.
Raquel: ¿Qué te preocupa?
Carlos: Sólo hay dos asientos.
Raquel: ¿Y qué?
Carlos: ¿Dónde se sientan los elfos? Porque no me digas que esas sillas son para ellos. Es para Papá Noél y su mujer.
Raquel: ¡Ostias! jajajaja [partida de risa]
Carlos: ¡Qué tíos! Explotación laboral en toda regla.
Raquel: jajaja...Bueno...jajaja...Ahí tienen un  par de bancos.
Carlos: ¡No son bancos, son mesitas de trabajo! Estigmatizados hasta el final, que mala sangre. ¿Y los derechos élficos dónde se han metido? ¡Sindicalismo ya!
Raquel: [le entra la risa floja y ya no puede parar. Acaba en el suelo de tanta carcajada. Literal].