martes, 5 de junio de 2012

Rodeando el laberinto.


Jorge era un hombre ciego que vivía en un humilde barrio y que, como cada día, daba su paseo matinal. No obstante, la dirección de hoy era diferente a la de otros días: se había enterado, por su hermano mayor Matías, que había una mesa redonda sobre un tema muy interesante. No le había dicho que tema en concreto era. Pero aseguró que la temática era para gente muy intelectual y “conocedora de mundo”. Se mofó de Jorge, diciendo que una mente tan carente de miras (odioso el juego de palabras por cierto) sería incapaz de enterarse ni de una palabra de ese encuentro de opiniones.

Él sabía como llegar al Centro Cultural El Duque, pues se conocía cada posición de los setos y farolas de su entorno cercano y, con ayuda de su bastón y unas meras aproximaciones mentales, no tuvo dificultad alguna.
Una vez en la sala principal, intentó con el bastón buscar la 2ª puerta a la derecha. Había ya asistido un par de veces a ese centro, pero no se acordaba mucho y no le apetecía pegar un par de gritos para que alguien le diera las ceñas necesarias para situarse.

Sus cálculos no fueron los esperados: se tropezó con una mesa. Al tacto se dio cuenta de que encima de ella había algo: auriculares. Varios cascos auriculares inhalámbricos. De fondo podía oír unos murmullos. ¡Realmente no iba tan desencaminado! Simplemente se había desviado un poco hacia la izquierda. Volvió a tocar los aparatos. Curioseando cogió unos y se los puso en los oídos. Le pareció escuchar más claro y alto los murmullos que habían a través de la puerta. ¡Claro! Eran auriculares para no perder detalle de lo que se dijese en la mesa redonda. Cogió unos sin dudarlo.

Abrió la pesada doble puerta y se introdujo discretamente. No le fue difícil encontrar asiento próximo; posiblemente muchos hubiesen preferido ver en un plano más cercano a los asistentes, pero para él eso no era un problema. Le sorprendió que varias personas estaban hablando a la vez. Era difícil de entender. De repente, uno de los presentes levantó la voz por encima del resto:

-¡Voy a decir cosas rimbombantes! ¡Voy a emplear palabras raras que hagan al público enmudecer! Escuchadme, escuchadme. ¡Existo! ¡Existo, miradme, miradme!

Después, su voz se perdió entre la suciedad auditiva permanente.

Jorge frunció el ceño ¿Qué se supone que era todo esto? La voz de una señora fue la que ahora se hizo oír:

-Levanto la cabeza, asiento lentamente mientras escudriño la mirada para darme una porte de entendimiento. Así, así, muy bien. Que parezca que lo estoy escuchando. Me toco el pelo sensualmente para ver si le distraigo un poco. Pestañeo doble por mi parte...¡ajá! Veo reacción en su cara.-la voz de la mujer fue bajando en intensidad hasta perderse entre las demás voces de nuevo.

Jorge no salía de su asombro. Pero estaba deseoso de oír la siguiente voz por encima del resto, cosa que no tardó mucho en presenciar:

-Tengo razón. ¡Vaya que si la tengo! Joder, esto es la puta realidad. La gente es una inconsciente ¿Cómo no se puede dar cuenta de esto? Me dan unas ganas de prenderle fuego a todos esos idiotas que se atreven a llevarme la contraria. ¡Inconscientes, que lo son! A Dios doy gracias por otorgarme esta lucidez que me caracteriza.

El ciego se rascó la cabeza. Pero a su vez sintió un poco de orgullo y amor propio al estar entendiendo lo que se decía. ¿O quizás tenia otro sentido oculto, metafórico o en clave? Puede que las jergas bohemias habían llegado a unos límites de pura incomprensión para él. Siguió prestando atención:

-Tengo miedo a errar con lo que pienso. ¿Cómo debería responder? ¿Y si me vuelvo tonto de golpe? Tengo que demostrarme a mí mismo que mi mente funciona con cordura. Pero, Dios, es tan agobiante esto. Debería centrarme en lo que estoy hablando y no en el proceso de lo que debo pensar para poder hablar. No lo soporto. Me siento tan solo, tan bicho raro. ¿Y si me centrara en ese pensamiento de sentirme bicho raro para una conversación posterior que me hiciese sentirme más acorde mente-palabras? Pero claro, esto que acabo de pensar es un pensamiento que ha tenido un proceso de...¡¡Aaaaaah, por Dios!!

Ahora estaba claro que eso no era una mesa redonda sino una obra de teatro. Tenía que serlo. Pero no había nexo entre los participantes. Parecía como si no se escucharan entre ellos. ¡Qué poca delicadeza! Otra voz sobresalió:

-¿Cómo era esa canción que oí en la radio al venir? Esto...¡Sí, coño! Que lo tenía en la punta de la lengua. Joder, con el plasta ese hablando ahora no me acuerdo. Era algo así como “sorry but I love you, baby...”¡Diablos, no no era así! ¿Por qué la mayoría de las canciones ochenteras y noventeras tienen un “baby” de por medio?

A pesar de lo entendible, el desorden era evidente y el caos interpersonal empezaba a atosigarle. Jorge desisitió de seguir allí y salió de la sala como pudo. Se quitó los cascos y los depositó en la zona dónde estaba situada la mesa. Notó un golpe secó. Tanteó. Había botado los cascos al suelo: la mesa ya no estaba. Volvió a tantear para reencontrar los auriculares. Los cascos...tampoco se encontraban ya.




5 chispas coloridas:

Policromi dijo...

Con este relato no pretendo condenar a nadie. No pretendo hacer críticas despectivas a ningún tipo de colectivo. Es sólo una representación. Una representación de los múltiples fantasmas que han pasado por mi vida. Por mi propia mente, para ser más exactos. Y eso que yo no soy una "intelectual" a ojos externos, ni mucho menos. Eso hace que la situación sea aún más ridícula ¿No te parece? :P

Anónimo dijo...

LERSI dijo...

Lo he leído y la verdad no me esperaba que la metáfora del texto (eso si lo capté cuando la mesa desapareció y también con la extrañeza y complicidad del oyente) fuese acerca de esos fantasmas. Lo intelectual puede ser también decir cosas complicadas de forma sencilla y aquí el relato a mi me ha gustado. :D

Ulises Cova dijo...

Buenas!! Creo que eres mi vecina...no se como di con tu blog pero me gusto bastante, seguiré leyendo por aquí xD

Policromi dijo...

Lersi: Comunicar es algo más que soltar información: es buscar la manera que sea lo más accesible sin que su esencia se pierda un ápice. (n_n)
Netrunner: ¿Somos vecinos? ¡Vaya! ^_^ Encantada. Si algún día me ves por la calle, identifícate como Netrunner, para saludarte personalmente. ;D

Ulises Cova dijo...

Lo haré, de todas formas soy el chico que vive al lado de Israel :P

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