jueves, 19 de agosto de 2010
Contra la gravedad
Me llamo Elisa y he tratado de intentar suicidarme 10 veces. No hay que confundir el intento de suicidio con el intento de intento de suicidio. Son diferentes. El primero consiste en intentar matarse. El segundo es intentar estar cerca de la muerte, pero sin llegar a nada.
EL intento de intento de suicidio es un arte. Un proceder meticuloso que exige numerosa información para no pasarse. La idea es estar lo más cerca de la muerte sin llegar a ella. Cuanto más cerca, mejor. Pero si tocas la línea del Inframundo, has perdido. Es muy similar a jugar al tejo de mesa.
Quiero estar dónde nadie más ha estado, tocar con las yemas de mis dedos algo que nadie ha tocado.
Supongo que el comienzo de toda esta obsesión surgió de una de las preguntas más universales que existen: ¿Existe Dios?
La clase de Religión en el colegio da lugar a un sin fin de debates al respecto. Te empiezas a preguntar qué es verdad y qué no, intentando concretar que hay de cierto y que hay de falso en todo lo que te dicen y por qué hay algún “por qué” que no tiene respuesta. La incertidumbre me acompañó durante un largo tiempo. Teniendo en cuenta que estaba en un colegio de monjas y curas, las jaquecas mentales eran más persistentes.
Cuando tenía 12 años, murió una chica de mi clase de una enfermedad que ningún profesor tuvo el valor de revelar el nombre. Hicieron un funeral, quizá por compromiso, quizá con conciencia de causa; y el tema se zanjó. No se volvió a hablar de esa alegre niña de trenzas que estuvo con nosotros tantos años en el aula. Cómo si nunca hubiese existido. ¿De que tenían miedo? Me daba la sensación de que dudaban de lo que ellos mismos defendían.
Mi madre es católica acérrima. Pero tiene tanto miedo a vivir que no pude evitar añadir a mi lista de incongruencias su marchita existencia, relacionándola con la religión.
Entonces ¿Qué existe? ¿La vida es una mierda, es un milagro, que coño se supone que es? ¿Mi existencia sirve para algo o soy una casualidad? Admitámoslo: estaba decepcionada.
El 21 de octubre del año en el que tenía 16 años fue un día demasiado intenso a nivel espiritual. O al menos yo lo considero como el principio de algo grande en ese sentido.
Me había fugado de la misa escolar. No era la primera vez, ni tampoco fue la última. Pero ese día pasó algo. Me atropellaron. Fue un coche rojo. No recuerdo el modelo. Fue tan rápido que ni me acuerdo. Pero si recuerdo lo que sentí después. Paz.
Se acabaron las preguntas. Se acabó la incertidumbre. Allí no existía nada. Sólo dicha. Y silencio. Mucho silencio. Era feliz. Había encontrado el paraíso.
Desperté en un hospital. Según me dijo la enfermera, estuve en coma durante 3 días. Extraño. A mí me parecieron 2 minutos. O quizás menos. Fue maravilloso.
Tuve la certeza de que había pisado la eternidad. Que había estado en un sitio dónde nadie había estado para contarlo después en vida. No había un señor con barbas blancas, no había un montón de angelitos enseñando su pomposo culito blanco con alas de paloma. Era más simple. Me había convertido en una investigadora.
Y puede que sea eso. Todo lo hago en pro de la investigación. De la investigación y de la dicha. Porque daría lo que fuera por volver a sentir lo que sentí. Y, tengo la sensación de que, si estoy incluso más cerca todavía de la muerte pero sin morir, podré hacer dos cosas:
1) Experimentar cosas nuevas.
2) Poder contar mis experiencias al mundo.
Cada intento de intento de suicidio que he hecho ha sido cuidadosamente planeado y redactado posteriormente en un cuaderno que llevo conmigo a todas partes. Es mi biblia. La biblia más cercana al mundo científico que existe. Y yo soy su autora.
Las maneras en las que he intentado matarme han sido múltiples. Pero las más efectivas a nivel de control, son las pastillas.
Sé calcular cuales son las dosis exactas para crear un estado de casi muerte si llegar a ello, cuales son aquellas que causan menos dolor en el intento y cuál es la dosis aumentativa que debo seguir, en caso de tolerancia. Reconozco que, alguna vez, he tenido que hacer uso del ensayo error. Eso lo hace más peligroso. Pero también emocionante, que demonios.
Mi madre está bastante preocupada, para que negarlo. Y mis profesores. Es pura ignorancia. O incluso envidia. Ellos no serían capaces de hacer lo que yo hago. Además, viven una mentira, en la que piensan que el juzgar sigue presente en el otro mundo. Mi valor no lo tiene todo el mundo. Y eso me hace sentirme poderosa ¿Soy mala persona por sentirme bien teniendo el poder? A la mierda.
Con esas tres palabras se lo dije al cura cuando me dijo que quitarme la vida era obra del diablo: A la mierda. Él no tiene ni puta idea de lo que es el paraíso ni de mi superación personal. A él jamás le dejaré leer mi cuaderno, como siga en ese plan.
Quiero ser la persona viva que más cerca ha estado de la dicha infinita después de la muerte.
El otro día, un médico amigo de mi hermano me dijo que realmente esa dicha es imaginaria de las endorfinas que segrega nuestro cerebro para afrontar el dolor y que, sí muriera, eso no existiría. No habría nada de nada. Que es similar a tomarse una droga. ¡Ya, claro! Él no sabe la cantidad de mierdas que me he metido. Es una de las consecuencias inevitables de experimentar: tienes que poner tu cuerpo al límite, de cualquier manera. Para ver también si existen muchos tipos de paraísos, dependiendo de la manera en la que casi acabas con tu vida.
La pena es que de la decena de veces que he hecho las “prácticas experimentales”, sólo dos veces he conseguido estar en ese estado. El mismo estado, con la misma intensidad, no un sucedáneo barato. La segunda vez que pude acceder, vi algo extra, me acerqué aún más. ¡Vi una figura! ¡Pero fue muy rápido, joder! ¿Qué demonios sería eso?
He de seguir investigando. Sin dar un paso en falso. Sería mortal. Je,je,je. ¿Juego de palabras demasiado simple? Esa es la idea.
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Este relato ficticio se me ocurrió un día que estaba viendo un capítulo de A dos metros bajo tierra. No tiene nada que ver con el caso de Elisa; pero el hecho de ver a una familia trabajar en una funeraria, tan cerca de la muerte, es el combustible perfecto para despertar la imaginación en esta temática que, incluso hoy en día, muchos catalogan de tabú. He de pulirlo un poco, pues hay partes que faltan por profundizar. Próximamente lo retocaré, haciendo una versión más visceral del mismo.
8 chispas coloridas:
Solo puedo decir que me ha impresionado, genial.
me dejaste el corazon en el puño! uff estoy recobrando el aliento a ver si recupero el ritmo, en serio que me lo llegue a creer pero a diferencia de los conservadores no lo dejo a la mitad sino que lo termino a ver de que va ^^ (esas puas politicas xD) la verdad es que ha estado genial ^^ me recuerdas a otra genial escritora que tengo como amiga y que tambien nos deja con la boca abierta aunque ella escribe de guerra ^^ en serio genial ^^
hellow! miaw ºwº~
He llegado aquí por culpa de MetaLan y he leído tu escrito. Es fascinante pero, a la vez, algo cierto y eso lo hace aún más intrigante y mm... "atrapador de lectores" xD
He de acotar algo, quizás no tenga mucho que ver. Pienso que, sea que te suicides o lo intentes, terminarás "drogándote", en el sentido de que, a algunos, les terminará gustando eso de sentir esa paz (que por mucho que tu relato sea ficticio [o no], aquella paz se siente) o ese "gusto", es una sensación un tanto indescriptible ;3
Bueno, ese era mi aporte-comentario ^^'
saludines!
Ghoo~!!
Increible! Me ha encantado leerlo. Te vas superando :)
Es una pena que un personaje tan ignorante como Elisa no muera en uno de los intentos de suicidio, ¿donde estan esos errores de calculo cuando se necesitan?. Y que conste que lo digo por compasion, para que asi se pueda liberal de esa vida de la que huye compulsivamente una y otra vez.
Aparte de esas pastillas imaginarias que la dejan cerca de la muerte y le permiten regresar sin aparentes consecuencias graves para su organismo, esta claro que cuando farda de que <"Él no sabe la cantidad de mierdas que me he metido"> en realidad no se debe de haber metido mucho, por no decir casi nada, puesto que desconoce drogas como la Ketamina que en dosis anestesicas produce las llamadas experiencias cercanas a la muerte, todo ello sin muchos riesgos. Vamos que puede tener una bonita (para Elisa) experiencia de esas de la luz al final del tunel (entre otros sucesos) sin estar a punto de morir realmente.
Aunque ahora pensando, igual a la chavala le pasaba que encontro uno de esos psicodelicos con los que en dosis altas puedes llegar a creer que estas a punto de morir o que has muerto ya. Pero esos no suelen venir en pastillas.
Una cosa he de reconocerle a Elisa, descubrió el extasis de la muerte. Es un personaje peculiar porque la gente que siente que el fin de su vida esta muy pero que muy cerca tiende a sentir dos cosas, o terror absoluto o paz absoluta. Hablando desde mi experiencia y habiendo visto a varias personas y a mi mismo sintiendose a punto de morir he de decir que el terror o panico "absoluto" es la reaccion mas comun. Es un shock en toda regla estar seguro de que vas a morir (inmediatamente) cuando nunca te habias planteado que eso va a ocurrir (es lo habitual).
Por eso aunque me parece un personaje detestable, sí puedo admirar su capacidad para disfrutar una experiencia tan tremenda como es abrazar a la muerte.
Detestable porque diez de estas experiencias no le han bastado, cuando una sola puede cambiar totalmente la vision del mundo. Detestable porque no se ha decidido o bien a vivir la vida totalmente o bien a morir totalmente. Pero valiente por ser capaz de jugar (en el sentido de disfrutar) de una cuestion que para el comun de los mortales es tabú.
Terminado:Lo mejor de escribir es la autosorpresa que te proporciona.
MetaLan: jejeje. Muchas gracias.
Anónimo: ese es el quiz: acabar adentrándose en una droga, una adicción dañina. Y claro, la cosa es que, sin darte cuenta, el protagonista puede acabar quemándose.
Cenicienta: soy una aprendiz perseverante. ^^
Cristo: has captado la esencia del personaje de una manera magistral. Sí, esa sensación de poderío que siente el personaje peca de engreído; pensar que lo sabe todo, que ha llegado dónde naide ha llegado antes, que sabe más que nadie en el mundo, que nadie le va a enseñar nada. Es cómo cuando tienes 16 años y crees que te vas a comer el mundo, que ya conoces todo lo que debías conocer. Esa ilusión.
No ha tenido consecuencias graves ¿O quizás las ha tenido pero no es consciente de ello? Pues, a veces, dichas consecuencias no son observadas por la propia persona que las padece, sino por sus parientes próximos. No se sabe con exactitud la realidad desde fuera. Uno de los incomvenientes de los relatos desde la perspectiva de un sólo individuo.
Es cierto que es engreída, pero tambien es cierto que hasta donde ella ha llegado poca gente ha llegado. Con poca gente me refiero a una proporcion minuscula de la humanidad. Probablemente tal y como es la sociedad en que vivimos tenga mas posibilidades de que le toque la loteria sin comprar boleto que de cruzarse con alguien que pueda comprenderla realmente.
Ahora la defiendo porque sigo pensando que es valiente, que su prepotencia tiene cierta base, la base de que en el pais de los ciegos el tuerto es el rey.
Es claramente una persona inteligente y con una gran sensibilidad. Quizás debido a la experiencia de su atropello que la despertó, quizás ya era asi de antes.
Se plantea si existe Dios y sabe que Dios tiene una relacion directa con la muerte.
Dice: "¿La vida es una mierda, es un milagro, que coño se supone que es? ¿Mi existencia sirve para algo o soy una casualidad?".
No tiene un posicionamiento claro, admite la verdad, alli donde la mayoria se aferra a una posicion concreta ya sea a favor o en contra sin saber, ella declara que no sabe.
Dice: "Pero tiene tanto miedo a vivir que no pude evitar añadir a mi lista de incongruencias su marchita existencia, relacionándola con la religión."
De alguna forma sabe que la religion verdadera no pueder ser marchita, que es una incongruencia. La mayoria social no se da cuenta que una vida triste y apagada no tiene que ver con Dios ni con una religion de verdad. Tal y como esta planteado todo, lo normal es relacionar lo religioso con un ambiente putrefacto y no ver incongruencia en ello.
Creo que en el primer comentario fui bastante duro con el personaje porque su investigacion es algo que me toca de cerca, yo NO he intentado suicidarme pero si que he ido detras de esa dicha infinita, la he rozado, la he sentido pero solo por breves momentos. No ha llegado al momento de darse cuenta que al final siempre vuelves. Que por muy grandes, intensas, dichosas y/o profundas que sean esas experiencias, son pasajeras por su naturaleza misma. Pero esto es un problema mio, no del personaje.
Admiro tu capacidad e inteligencia, no se si esto es bueno o malo. Para bien y para mal al igual que tu personaje eres extraordinaria.
Suerte y sigue escribiendo relatos aun mejores.
yo no estoy poniendo en duda ni estoy criticando ni menospresiando lo que escribes, pero loq ue dice el amigo de tu ehrmano es cierto, yo creo que mas bien por lo que dices que loq ue te gusta es sentir la muerte, mas bien el placer de lo que haces es en eso mismo sentirte poderosa por hacer loq ue haces no es el fin lo que te gusta sino los metedos que haces y el sentirce poderoso hacinedolo, si la gente no lo hace es por algo la naturaleza misma de las personas animales es de subsistir y sentirce diferente es loq ue te gusta, ya sabes que no existe dios no tibnes que hace rloq ue haces para comprobarlo, pero igual lo sigues asiendo no por eso solo por las ansias de ese poder que tienes repito no critico solo ody na opinion, tu puedes hacer loq ue uqieras es tu cuerpo y es tu vida,y obvio se nesecita valentia, pero, ser valiente tiene tantas definiciones tan vanales que tu valentia me parece que es igual una valentia que no llena los requisitos de loq eu es ser valeinte EN LA VIDA, ojala se pudioera grabar en video lo que haces y ves ajjja para poder ver lo que ves sigue escribiendo me encontre ese blog por casualidad pero me gusto y me gusta discutir cosas que tiene un poco de cacumen para analizar garcias
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